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    • Distancia: 22.4 km (18.5 km trail + 3.890 m aguas abiertas).
    • Número de segmentos: 18 runs y 17 swims.
    • Porcentaje de nadar: 17.4%
    • Tiempo en terminar: 4:21:01
    • Velocidad media: 12:12 /km
    • Número de esguinces: 2

    Menuda aventura esta de hacer ÖTILLÖ. 🙂👍😂😭🤣

    Cuando dicen que no es solo una carrera, sino una aventura, no van muy desencaminados.

    Primero lo primero.

    ¿Qué es todo esto de la ÖTILLÖ y el Swimrun?

    En la presentación que escribí sobre esta nueva aventura me explayo más (y hay videos para hacerte una idea) pero básicamente el Swimrun es precisamente lo que el nombre indica:

    Nadar y correr.

    Pero a diferencia de otras modalidades como el triatlón, aquí no lo haces por separado (corres y luego nadas), sino que vas todo el rato nadando y corriendo. Por eso vas con lo puesto: corres con el neopreno y nadas con zapatillas.

    Por eso hay cierto material particular que se puede usar. Como las zapatillas en el agua te hunden y no puedes dar bien la patada, se permite usar un pull-buoy (una espuma foam como la de las piscinas) para contrarrestarlo y también se permite usar palas para nadar.

    El Swimrun es una modalidad que nació en Suecia con un grupo de amigos, una noche loca y una apuesta:

    A ver quién conseguía cruzarse el archipiélago corriendo y nadando de isla en isla con lo puesto.


    «Ö till Ö» = «de isla en isla».

    Después de esta mini introducción a la aventura, la pregunta del millón:

    ¿Conseguí acabar la distancia más larga de correr y nadar hecha por mí hasta la fecha, con tan solo seis semanas de entreno previo?

    Chan, chan, chan… cue música de intriga.

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  • • Kms totales: 11,34 km
    • Desnivel acumulado: 1,023 m (166 m aproximación + 857 m travesía hasta el Veleta).
    • Equipo: Hagan Core 89 + ATK Front 12 + Atomic Hawx Magna XTD 120

    Salgo desde la Hoya de la Mora hoy también.

    Ya queda mucha menos nieve que el otro día y toca una aproximación de 35 minutos hasta encontrar suficiente nieve (y continuidad) para empezar a subir con los esquís.

    Realmente se podría llegar al Veleta ya andando sin travesía, como hay gente haciendo, pero aquí que voy yo queriendo estrenar y probar los esquís nuevos de travesía.

    Encuentro nieve un poco más arriba de la estación del Virgen de las Nieves. Hace una semana cuando llegué a este punto ya llevaba un rato de travesía. Otra gran diferencia es que las pistas ya están peladas y sólo encuentro nieve para subir por el Barranco de San Juan. Toca quitarse y ponerse los esquís varias veces porque la continuidad está chunga, pero viene bien para practicar con las nuevas fijaciones tech, que tienen su aquel.

    La nieve está demasiado primavera, lo que sumado a las pieles “cortadas a medida” de los nuevos esquís que no dejan mucho canto al aire, hace que tenga varios momentos de ir haciendo ladera y el esquí irse hacia abajo lo que no me mola nada. No estoy en excesiva pendiente, pero tampoco quiero acabar abajo hecho una bola de esquís y carne golpeando con alguna roca mal puesta.

    Menos mal que cuando encargué los esquís me acordé de las cuchillas y las añadí a posteriori al pedido. Y doble menos mal porque en el parking he estado a punto de dejarlas en la furgo (“total, no voy a encontrarme hielo”) y a última hora las he echado siguiendo la máxima de “material que no llevas, material que no tienes”. Así que las pongo y algo sí que ayudan, pero aún así tengo que ir muy fino clavando cantos y con la transición de pesos entre esquís. Evito hacer laderas y zigzags lo más que puedo, y decido ir encarando pendiente a hierro porque las pieles agarran mejor que los cantos.

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  • • Kms esquiados: 20,9 km
    • Desnivel: 4129 m
    • Kms abiertos: 42,3 km
    • Mejor Ski:IQ del día: 137
    • Equipo: Rossignol React R10 168

    ¡Hoy esperado día esquiando con amigos! Oportunidad que se ha hecho de rogar durante toda la temporada por la típica alineación de planetas de la vida moderna. Pero agradecido que al final se haya dado! Con Olmo y con Adri, disfrutando de un pedazo de dia ya cerca del final de temporada.

    Nieve primavera de la buena de la Sierra, crema disfrutona para carvear a tope. Luego ya ha empezado a transformar por zonas más bajas y a pegarse, pero nos hemos dejado las piernas apretándole a tope. Hasta hemos podido bajar el Río a las 14hr sin matarnos!

    ¡Muy guay poder esquiar apretándole con los amigos!


  • • Kms esquiados: 15 kms
    • Desnivel: 2400 mts
    • Kms abiertos: 66 kms
    • Mejor Ski:IQ del día: 131
    • Equipo: Salomon QST 106 181

    Es-pec-ta-cular el día de hoy también.

    He exprimido los Tajos de la Virgen con los esquís gordos, freerider total hoy. Era el día para meterse.

    Abriendo huella, atreviéndome y superándome a ir a las demás canales que no había hecho aún. He hecho la primera, la segunda y la tercera con escaleras para subir y echando en falta llevar pieles de foca jajaja!

    Hay vídeos de la segunda bajada en 360º y de la tercera editado. En la última bajada he podido comprobar el cambio de nieve y mi cansancio y ver los límites en el esquí y en el riesgo. Un aprendizaje interesante.

    Pero sorprendido por mi mindset y actitud de atreverme.


  • • Kms esquiados: 14,6 km
    • Desnivel: 2409 m
    • Kms abiertos: 66,7 km
    • Mejor Ski:IQ del día: 127
    • Equipo: Salomon QST 106 181

    Hoy todo fuera de pista y polvo.

    Abriendo huella en nieve virgen por Montebajo y las negras al Río, que por fin las he hecho esta temporada y con nieve crud dificil (ya estaban muy trilladas cuando yo llegue), incluyendo el Ascensor, que finalmente he conseguido llegar a él desde más arriba, aunque no desde arriba del todo.

    Sólo tres bajadas de 14 a 16:30, pero espectaculares. Tiempo muy cambiante, con niebla, entrando continuamente y mucha desorientación.

    Nieve, polvo, de grano gordito, y yo con los esquís gordos palante!


  • • Kms esquiados: 10,1 km
    • Desnivel: 1501 m
    • Kms abiertos: 104,4 km
    • Mejor Ski:IQ del día: 134
    • Equipo: Salomon QST 106 181

    Con Nando le entramos al Barranco San Juan abriendo huella con polvo magnífico! Un poco venteado por la parte de arriba, pero por dentro estaba estupendo!


  • • Kms esquiados: 13,8 km
    • Desnivel: 2454 mts
    • Kms abiertos: 98,7 km
    • Mejor Ski:IQ del día: 132
    • Equipo: Salomon QST 106 181

    Primer dia con la Laguna abierta con el remonte largo. Abriendo los Tajos de la Virgen con Nando, con vuelo y piña incluido! Fuera pista en la Laguna con polvo y profundidad! Con los QST a tope, que si no los saco en días como hoy, no los saco nunca!


  • • Kms esquiados: 25,4 km
    • Desnivel: 4804 m
    • Kms abiertos:
    • Mejor Ski:IQ del día: 133
    • Equipo: Rossignol React R10 168

    Nota al lector: Este día cometí el fallo de no escribir el resumen de la jornada al final del día. Haré mi mejor esfuerzo de recordarlo todo, pero puede ser que algunos detalles bailen.

    Me despierto con mi cuerpo diciendo que ya ha tenido bastante.

    ¿Esa sensación de cuando ya estás satisfecho y tu cuerpo pide tregua? Pues así estaba yo. Con esa sensación de «yo ya de esquí voy bien«. Pero claro… último día en los Alpes… ¿cómo no ir a esquiar?

    Decidimos que va a ser un dia tranqui, porque los dos estamos más o menos igual. Día de pistas, tranquilo mentalmente, de disfrutar y relajarse… y quién sabe, quizás un poco de après ski y todo. Un poco filosofía de «último día, día de turista alpino» Repetimos ruta a Le Châble y hasta repetimos croissants y todo.

    Subimos tranquilos, hacemos algunas pistas y empezamos a hacer nuestra ruta turístico-alpina.

    Decidimos coger el telecabina de Mt Gelé, un pico que promete tener unas vistas guapísimas en el que no habíamos estado aún.

    A mi me impacta mucho que es un pico al que sólo sube una cabina y no baja ninguna pista, excepto dos itinerarios freeride.

    Mont Gelé

    Ya el ambiente en la cabina promete: un guia de montaña con un grupo, freeriders, esquis anchos, mochilas…

    Llegamos arriba y efectivamente, eso de que te suelte alli en lo alto del pico la cabina y no haya nada más que montaña salvaje, es una experiencia… diferente.

    Vemos a unos cuantos que estaban esperando la cabina nuestra para bajarse. Admiramos las vistas y decidimos acercarnos a ver como es el itinerario desde arriba. Hasta aquí toda nuestra idea, o mejor dicho, la mía era bajarnos en la cabina después de admirar las vista.

    Lo malo de este itinerario es que por cómo empezaba no podías asomarte para ver cómo estaba la cosa sin haber entrado ya en él.

    Y además hacerlo sin esquís daba muy mal rollo.

    Mientras debatíamos qué hacer, todos los grupos y la demás gente que habían subido en la cabina con nosotros ya habían desaparecido montaña abajo, con lo que tampoco teníamos a nadie a quién seguir o ver para sacar algo de información.

    No sé muy bien en qué punto pasamos del modo «turista alpino» al modo «freerider».

    Pero como dicen, la cabra tira al monte, asi que seguramente sería una combinación de Nando calentándose y a mi me pilló con la resiliencia que el día anterior no había tenido, y dije que palante.

    En el video ya se nos ve poniéndonos los esquís y la frase resignada de Nando lo dice todo «bueno… pues a ver que hay«.

    En los 2 primeros minutos se puede ver muy bien la sensación que comentaba arriba de no saber qué nos vamos a encontrar y estar literalmente metiéndonos en la boca del lobo a la aventura.

    Nota al lector: El video soy consciente de que es muy largo (30 minutos de bajada) pero aunque sean los primeros 7 minutos merece la pena verlos por las vistas del valle rodeado de Alpes impresionantes y con el 360º puedes moverlo a tu antojo como si estuvieras allí.

    Por resumir y no extenderme, aprovechando que hay video, la bajada fue bastante exitosa y no de pasarlo mal, sino hasta de disfrutarlo. Pudimos esquivar las zonas de bañeras, pillar buena nieve y disfrutar unas vistas impresionantes.

    Este fue mi primer itinerario freeride «oficial» y siempre lo recordaré con mucho cariño.

    El itinerario eran dos valles, el primero más espectacular de vistas por la altura, y también con mucha más inclinación, y el segundo bonito también pero más trillado y peor nieve.

    En este segundo valle se unía otro itinerario que desembocaba ahi y en el video ya se ve que hay mucha más gente por allí. El final era el mismo remonte que Nando tuvo que coger el día anterior al hacer el itinerario de Chassoure.

    Lo cogimos de vuelta y si mal no recuerdo hicimos unas cuantas de pistas hasta ir a La Chaux donde se cogía el telecabina gigante de 140 plazas que cojimos el dia anterior con la idea de subir al pico más alto de Verbier, el Mont Fort, a hacer «turismo alpino». Bueno, y también a bajar la pista negra que bajaba por del Mont Fort, otra llena de bañeras, para no dejarnos nada por hacer… inevitable haberse venido arriba despues del Mont Gelé.

    Pero cuando llegamos a la cabina jumbo nos pegamos un buen chasco porque estaba cerrada por viento, que había ido subiendo a lo largo de la mañana. Así que decidimos volver a Chassoure, y ya que estábamos calientes, hacer el itinerario que Nando había hecho el día anterior, pero por la diagonal más baja que había visto yo en el vídeo la noche de antes.

    El Muro de Tortin… ahora sí

    También hay video de esa bajada y también largo obviamente (aunque no tanto, he acelerado partes), pero ahí esta para el que lo quiera ver.

    Por esta otra diagonal para entrar la cosa fue mucho mejor (palabras de Nando, «¡nada que ver con lo de ayer!«) y pudimos llegar a zonas con buena nieve para bajar la pendiente más fuerte (el Muro de Tortin).

    La verdad es que igual que el dia anterior sé que lo habría sufrido como un bellaco, porque no tenía la cabeza en su mejor sitio; hoy y sobre todo después de haber conquistado el Mont Gelé, me vengo arriba y el muro salió hasta con disfrute. En el minuto 4:26 se puede ver en directo el nacimiento de mi freerider interior 😂

    Este itinerario después de bajar el Muro de Tortin desembocaba en una zona más suave que tenía río con árboles que me lo pasé teta saltando y esquiando por ahí en plan disfrutón.

    Así que este último día que estabamos reventados e iba a ser de «turismo alpino» fue al final el día que más freeride hicimos (yo desde luego) para acabar de darlo todo.

    Minuto 4:26: El nacimiento de un freerider

    Nos despedimos de Verbier pero sólo con un hasta luego, aunque yo tengo que decir que en la última percha (nos perdimos bajando, estaba claro que ninguno quería irse y nuestro inconsciente lo sabía, y acabamos teniendo que coger una percha para volver) yo me puse a llorar como una magdalena: una mezcla de felicidad, agradecimiento, descarga de todas la adrenalina acumulada con tanto freeride, y despedida de este viaje a los Alpes tan espectacular y de expansión absoluta, que me ha marcado tanto.

    La vuelta a la casa fue sin novedad, excepto que por ser Domingo no pudimos comprar nada porque estaba todo cerrado. Ya en la casa nos cepillamos los spaguettis que habían sobrado de otra noche, nos pusimos en modo reventado de la vida a preparar maletas y dejar la casa limpita (¡gracias!) para tenerlo todo listo y salir directamente al día siguiente que tocaba madrugón para coger el vuelo.

    Que dos por ciertos: Uno es que llegamos por los pelos al aeropuerto por tráfico de obras y por ser lunes con todo dios yendo Ginebra, y eso que salimos con bastante tiempo… pero al final fue estrés por un tubo por tema tiempo… corriendo por el aeropuerto, yo perdiendo los billetes antes de entrar en seguridad (pero encontrándolos), la seguridad más lenta del universo… en fin, con estrés ya se sabe.

    Y el otro por cierto, es que no lo sabíamos aún claro, pero al llegar a Málaga nos enteraríamos que nos habían perdido las maletas con los esquí a ambos. Eso si, llegaron dos días más tarde y sin percance… pero desde luego mejor que pasara a la vuelta… ¡y no a la ida!


  • • Kms esquiados: 23,9 km
    • Desnivel: 2.274 m
    • Kms abiertos:
    • Mejor Ski:IQ del día: 133
    • Equipo: Rossignol React R10 168

    Hoy nos levantamos más temprano, a las 7am despiertos para salir antes a Avoriaz que está a dos horas. Aunque es la estación que esta al otro lado de la de ayer, hay que dar toda la vuelta al lago para entrar por otro sitio, básicamente rodear los Alpes.

    El viaje es una pasada por un cañón de los Alpes, estilo Chartreuse, la carretera al lado de un rio guapísimo en mitad del cañón.

    Avoriaz es la estación famosa por su consistencia arquitectónica y porque no admiten coches en el pueblo.

    Tienes que aparcas fuera antes de llegar, y todo el pueblo las calles son pistas y te mueves esquiando o con carros de caballos, muy pintoresco.

    Leí un artículo en Nevasport sobre cómo plantearon arquitectónicamente el pueblo cuando lo hicieron para que fuera coherente con el entorno y la verdad es que la historia y el articulo mola mucho si te gustan estas cosas, aunque luego también se nota que aquello es tela de pijo.

    Eso sí, todo lo pensada que está la arquitectura en Avoriaz, está mal pensada la experiencia para el visitante.

    Aparcamos en el parking fuera del pueblo y allí hay una máquina para sacar los forfaits, pero si lo tienes comprado online como nosotros no lo puedes coger allí, sólo puedes comprar uno nuevo. Cue de emoji con cara confundida. Incoherencias de Avoriaz.

    Así que perdemos una hora (¡UNA HORA!) en encontrar el sitio porque nadie, literalmente nadie, sabía decirnos dónde narices había que ir para recoger el forfait. Chapeu Avoriaz! Y todo esto, cargados con los esquís y con las botas, porque claro… recordemos que se trata del pueblo sin calles, sólo pistas, pero lo que nadie te dice es que si te tienes que mover por allí ¡te vas a hinchar de remar!

    Así que optimizamos, me quedo yo con los esquís y Nando va en búsqueda de respuestas. Finalmente consigue los forfaits, mapas y luego sólo nos queda orientarnos hacia dónde ir para subir a las zonas altas, que también nos lleva otro ratito.

    En fin, yo todavía no comprendo quién pensó esto. Desde luego más cuenta nos habría traído comprar los forfaits allí en el parking.

    La orografía es muy diferentes de la de Châtel, aún siendo la otra cara de uno de los valles de ayer.

    El terreno me recuerda más a La Parva en Santiago de Chile o incluso le da un aire a la Sierra un poco. Ladera de dos picos con varios remontes a las diferentes áreas.

    Muy curioso es que aquí no pisan ciertas zonas y están todas llenas de bañeras a propósito, aún pistas azules. Sorprende mucho ver a los niños chicos bajando por bañeras y los profesores metiéndolos por fuera de pista… es la cultura de la nieve que no se ve tanto en nuestra Sierra. Lo otro muy curioso es que siempre hay azules y rojas que bajan desde lo alto. Las rojas son las pistas verdaderas que bajan de los picos y las azules son los carriles auxiliares que han hecho para bajar si no puedes hacer las rojas. ¡Accesibilidad!

    Hacemos unas cuantas de pistas muy guapas, rojas con mucha inclinación, la primera que hacemos es como la primera pala de la Visera y aquí es una roja sin más. También hacemos algunos fuera de pista, pero no es tan chulo como en Châtel por los valles grandes vacíos. Aquí es más bien fuera de pista entre pistas.

    Cuando cogemos uno de los últimos remontes a las zonas más altas descubrimos que es la entrada del famoso Muro Suizo, que yo no tenía ni idea de qué era (¡tantos aprendizajes en este viaje!), pero al parecer es una pista mítica, y luego entendería el porqué.

    El Muro Suizo

    (cue música dramática de fondo)

    El Muro Suizo (que en realidad la pista no se llama así, es el apodo «familiar») son 333 metros de desnivel en una pista de 1.3kms, que hace el cambio de país entre Francia y Suiza.

    El cartel de la entrada ya avisa que tiene una inclinación de 90%, cosa que todavía estoy dándole vueltas a las matemáticas porque cuadrarme no me cuadra, pero para que nos entendamos: básicamente es empinada de narices.

    No hace falta decir más.

    Pero por si acaso, aqui dejo también un titular como el que no quiere la cosa: Nevasport – Esquiador muere al colarse en el ‘Muro Suizo’: una de las pistas más difíciles del mundo 😱 (estaba cerrada cuando eso pasó, lo cuál explica mucho).

    El tema es precisamente la inclinación: está tan pendiente que no pueden pisarla, así que está eternamente llena de bañeras.

    La gente se hace una foto en la parte de arriba, con cuidaito de no caerse, porque las vistas son espectaculares desde allí. Tienes de fondo los Dents du Midi, Dents Blanches y el Mont Blanc.

    Para Nando es una pista imprescindible a hacer, que además no se esperaba encontrar allí, porque la verdad sea dicha no teníamos ni idea de dónde estaba ni tampoco nos habíamos puesto a buscarla. Pero ya que hemos «dado con ella», por supuesto hay que hacerla. Y yo allí que le sigo. El video es para verlo (está debajo).

    En el momento en que me meto en las bañeras del Muro Suizo, pienso que qué estoy haciendo con mi vida.

    ¡No he esquiado bañeras nunca!

    Es más, siempre las he evitado con un miedo pavoroso.

    Y ahora tengo por delante una pala con una inclinación brutal llena de ellas pidiendo no sólo mi sangre, sino también la de mis descendientes como tributo.

    La idea de caerme y bajar rodando hasta abajo del todo es poco alentadora.

    Empiezo a sudar la gota gorda viendo que lo único que puedo hacer es derrapar de lado y rezar a que haya algún sitio donde pueda girar. Se me hincan las puntas en la nieve y acabo medio de espaldas a la pendiente. En una de esas, casi me voy para atrás y me empieza a dar algo.

    Recupero y busco a Nando para intentar seguir su línea y veo… ¡que está casi a mitad de pista ya!

    WTF!

    Comienzo a sentir cómo me empiezo a bloquear por inacción y miedo. Las piernas empiezan a temblarme.

    No sé por dónde afrontar esto, ni sé qué hacer… pero si sé una cosa: que si sigo ahí parado en este estado, me voy a acabar bloqueando completamente y va a ser peor.

    Quitarse los esquís allí para intentar bajar de cualquier manera es sinónimo a salir en camilla y helicóptero del Muro Suizo.

    En ese momento, consigo salir de la visión de túnel gracias a que veo un chaval de 12-13 años al que el padre lo está metiendo por esta locura de pista (el padre sin mucha idea tampoco todo hay que decirlo). El chico va sudando la gota gorda como yo.

    Así que decido unirme a su sufrimiento y seguirlo.

    Consigo encajar un giro aquí, otro allá, con más pena que gloria y acabo cerca de él. Me dice que pase, que pase, y le digo que no se preocupe, que estoy igual que él.

    Seguimos encajando giros entre bañeras como podemos, moviéndonos de lado a lado de la pista y comiendo bañeras en el proceso.

    Cuando me vuelve a ver unos metros más abajo me dice, “you’re my friend!” y me descojono. Me pongo a animarlo que siempre ayuda, «we got this!», y seguimos como podemos. La risa me ha ayudado a soltarme y aunque sufriendo, el miedo al bloqueo ya queda atrás.

    En estas veo que Nando se ha salido de la zona de bañeras a la izquierda y me está haciendo señales desde abajo. Parece que esa parte está mejor, sin tantas bañeras.

    Me cruzo hasta la izquierda y compruebo que efectivamente, allí se puede medio esquiar sin comer bañeras a diestro y siniestro. Ya es cuestión de ir bajando de aquella manera pero voy poco a poco recobrando confianza. La nieve a mitad de muro está empezando a estar más suelta, lo cual también ayuda. Finalmente acabo el muro y llego a donde está Nando y celebramos.

    ¡El Muro Suizo ha caído!

    Cuando llegamos al remonte de retorno, le digo en broma a Nando, “ahora es cuando no nos funciona el forfait aquí”.

    En esta zona hay varias estaciones, las doce que conforman el dominio de Portes du Soleil, pero la cosa está en que si no sacas el forfait para todas (que es más caro) corres el riesgo de cambiarte de estación sin darte cuenta y liarla, miedo que nos había acompañado los dos días, pues puedes acabar fácilmente en otro país y en a tomar por saco de donde dejaste el coche.

    Y conforme digo esas palabra de broma; escuchamos el torno hacer el característico sonido de error… PONC!… y encenderse la luz roja.

    Efectivamente, acabábamos de cambiarnos de estación sin saberlo y hemos materializado nuestro mayor miedo.

    Pruebo a pasar yo por el otro torno, y lo mismo… PONC!… y luz roja.

    Miro a la caseta del remontero y no veo a nadie, así que le digo a Nando, “quítate los esquís y pasamos por encima del torno”, porque la idea de tener que subir andando el Muro Suizo no es nada atractiva.

    Pero antes de que nos dé tiempo a nada, me dice que el remontero ya nos ha pillado.

    Efectivamente, está mirando desde dentro y diciéndonos algo por la puerta abierta. Me acerco y hago gala de mi mejor francés conciliador (no sería la última ocasión) y escucho que me dice que nos hemos cambiado de estación, que nuestro forfait no funciona ahí.

    Al parecer, el Muro Suizo es una pista de Les Crossets, no de Avoriaz (donde estábamos) y aunque está perfectamente indicado en lo alto del remonte (como comprobaríamos luego), con la excitación del momento aquello podría haber tenido unos neones fluorescentes que ninguno de los dos lo hubiera visto.

    El remontero se enrolla y nos dice que pasemos por detrás del torno, así que nos salva la vida y también nos quita la idea de repetirlo, cosa que ya habíamos hablado porque una vez que pasas el sufrimiento de la primera vez, ya le habíamos visto formas de bajarla mejor a la siguiente.

    La Celebración Suiza

    Cuando llegamos arriba, me da el bajón de la adrenalina y me veo incapaz de seguir esquiando de momento como si no acabara de pasar por el trago-momentazo de mi vida.

    Está claro que esto hay que celebrarlo, así que pillamos dos tumbonas en el chiringuito que hay en lo alto de la pista y celebramos con una cerveza y un mojito viendo las vistas de los Dents Blanches de fondo. Cuando recuperamos el aliento y la energía mental, seguimos haciendo pistas hasta hacernos esa zona de Avoriaz casi al completo.

    El resto del día es la vuelta reventados, una parada en la aduana entrando a Suiza que por un ligero problema comunicativo casi acaba en conflicto internacional (digno de otro post), el post-ski revisando vídeos y comentando la jugada y cena y a dormir.

    En la sesión de preparación para el día siguiente planteamos movernos a otra de las estaciones de Portes du Soleil. Decidimos ir a las suizas, pero justo cuando Nando está para darle a confirmar la compra de forfaits, le digo mirando los mapas que no lo acabo de ver claro. Parecen ser estaciones con menos desnivel, una de ellas es Les Crossets, en la que acabamos al final del Muro Suizo, y con menos dominio esquiable.

    Empiezo a investigar otras opciones fuera de Portes du Soleil y encuentro una que nos pilla cerca que se llama Verbier.

    Cuando le digo el nombre a Nando se le ilumina la cara.

    Verbier, allá vamos…

    Al parecer, Verbier es una estación mítica a la altura de Zermatt, cuna del Freeride y una imperdible.

    Así que está decidido. Y viendo el mapa de pistas, más aún.

    Verbier también tiene varias estaciones juntas, que en realidad se llama Los 4 Valles, y eso es una pasada de mapa, de picos increíbles y de posibilidades. Nos venimos arriba y sacamos el forfait de todo el dominio para los dos próximos días. Vamos a cerrar a lo grande.

    Ese día cenamos tortilla de patatas made in Nando que se la cuaja en un plis (cero pereza, chapeau!), sin yo caer en la cuenta de que la patata por la noche para mí es un gran no-no, ya tengo comprobado que su fermentación no es para nada amiga de mi barriga y su SIBO. Efectivamente, todo esto lo recuerdo no al irme a dormir petado de cenar tortilla de patatas, sino a las 3am de la mañana cuando despierto con una hinchazón y dolor brutal de barriga. No consigo que se me pase lo suficiente ni con la pistola de masaje y hasta las 6am no baja lo suficiente para volverme a quedarme dormido hasta las 7am que suena el despertador.