• Kms esquiados: 24,6 km
• Desnivel: 4386 m
• Kms abiertos:
• Mejor Ski:IQ del día: 138
• Equipo: Rossignol React R10 168

Evidentemente me levanto destrozado de cansancio y con la barriga muy tocada.

Por experiencias pasadas, ya se que esto me va a durar el día de hoy y con un poco de suerte para el día siguiente ya se habrá disipado el episodio. Pero eso me hace estar a medio fuelle casi todo el día (con una inesperada venida arriba a mitad de día).

Hoy toca Verbier. Descubrimos que la carretera de Miex hasta Verbier es casi todo autopista y luego una carretera amable y bonita que te lleva hasta Le Châble donde puedes ya coger un telecabina que te quita toda la carretera de montaña hasta Verbier. Encima hay parking gratis y el telecabina entra dentro del forfait. Maravilloso. Igualito que Avoriaz vaya.

Aprovechamos en el pueblo Le Châble para comprar los ansiados croissants y pain au chocolat que hasta entonces no habíamos podido comprar. ¡25€ en croissanes! Viva Suiza. Ahí queda eso.

Nada más subir ya vemos que aquello es otro nivel. Un montón de freeriders subiendo, gente con arneses y mosquetones, equipos de montaña… definitivamente un público mucho más fuera de pista que las otras estaciones. Las vistas arriba son otro espectáculo.

Cogemos el jumbo, un telecabina gigante que sube 140 personas de golpe a la base del pico más alto, el Mont Fort a 3,328 metros. Nada más coger esa cabina ya es espectacular, y encima va de estación inferior a superior sin pilonas de por medio, impresionante proeza de ingeniería.

En la base del Mont Fort decidimos bajar para calentar haciendo pistas rojas y ya empezamos a movernos. La nieve está mucho mejor que en Châtel o Avoriaz, hay más polvo y no hay zonas duras. Hay algunas pistas no pisadas con bañeras, como la negra que baja de Mont Fort, pero no tantas como en Avoriaz.

En una de las exploraciones de las diferentes zonas, nos aventuramos a la entrada de uno de los itinerarios marcados en el mapa. Los itinerarios son zonas fuera de pista, controladas de avalanchas y balizadas a los lados, pero sin supervisión ni zonas pisadas. Básicamente te aventuras en el terreno y bajas fuera de pista por donde puedas/quieras y si te quedas vendido pues a buscártelas o esperar a que alguien pase que te eche una mano.

Hay que recordar que nosotros íbamos este día con los esquís de pista estrechos y no habíamos cogido nada de mochilas ni material fuera de pista, porque no era la idea de aventurarnos sin guía y sin conocer aquello. Al viaje habíamos echado por supuesto los esquís de fuera pista, y yo llevaba la mochila airbag, pero ningún día los habíamos cogido porque realmente no había profundidad de polvo para justificarlos.

Pero el hecho de que existieran los itinerarios nos hace tener que chequearlos.

El Muro de Tortin

(sí, otro muro)

Entramos en el itinerario desde Chassoure, que es donde te deja el telecabina.

Desde ahí entras en el famoso Muro de Tortin (otro muro, como el suizo, y también famoso!) Según la web, es uno de los itinerarios freeride más difíciles de los 4 Valles.

Yo nada más entrar veo cómo está aquello de bañeras y las diagonales de baches, todo traqueteados, y no lo veo nada claro.

Tras la noche movida y el cansancio que traía, en un momento de lucidez suprema, me hago consciente de que no tengo la resiliencia mental necesaria como para asumir aquello en este momento.

Le digo a Nando que yo no me meto, y le animo a que lo haga él porque tenía muchas ganas. Quedamos en hablar cuando llegue abajo.

Yo mientras me hago el paseíto de la vergüenza para salir de la entrada del itinerario…

… mientras niños, niñas, ancianos y ancianas me pasan en dirección contraria listos para lanzarse a pecho descubierto con gritos de júbilo a aquello de lo que yo huyo con la cola entre las piernas.

C’est la vie.

Consigo salir, descanso un poco de la remada de la vergüenza, me tomo una barrita y me pongo a hacer carving en las pistas rojas de aquella zona.

Cogiendo remontes veo que hay muchas zonas fuera de pista muy asumibles para hacer y me empiezo a venir arriba. También hay cantidad de bañeras por todos lados. Así que decido explorar toda aquella zona (Chassoure) que tiene relieves interesantes y muy bien conectados con los remontes para poder hacer non-stop.

Es más, me vengo tan arriba, que si momentos antes mi resiliencia no daba para asumir el itinerario, no sé porque ahora me parece una buena idea hacerme una clase de inmersión en bañeras a tope. Misterios de la resiliencia. Así que me propongo coger todas las zonas fuera pista de bañeras que pueda, y más aún, para ir soltándome.

Masterclass «Las bañeras, tus nuevas amigas«

Así que mientras Nando estaba pasándolas canutas con las diagonales traqueteadas del Muro de Tortin (cómo me contaría más tarde) yo me fuí viniendo cada vez más arriba con los fuera pista de Chassoure y las bañeras, que llegué hasta a disfrutar.

Por lo menos llegué al punto de perderles el miedo, no voy a decir que las acabé cogiendo con estilo ni mucho menos, todo lo contrario.

Pero si diré que me empezaron a molar, como para querer seguir practicándolas.

Algunos de los descensos de la masterclass «Las bañeras, tus nuevas amigas«.

Cuando Nando consiguió regresar de su odisea itineresca (con pérdida incluida, acabando mucho más abajo de donde debería) y ya pudo regresar de vuelta a Chassoure, seguimos haciendo bañeras un rato más y algunos fuera de pista de por alli. Luego el resto del día ya fue pista y carving, incluyendo las negras del FIS que llevaban hasta abajo, muy muy chulas. Terminamos la jornada en Verbier volviendo por la pista del bosque que estaba ya un poco traqueteada y muy primavera, aparte de con mucha gente, y no me encantó demasiado.

Por la noche estuvimos comentando la jugada, Nando enseñándome los vídeos del itinerario y contándome toda la experiencia. En su video me pareció ver una diagonal algo más baja que la que él había cogido para entrar al valle, y que parecía que estaba en mejor estado que la suya, y lo anotamos para el próximo día.

Rutina de rulo y estiramientos para intentar tener las piernas medio decentes para el día siguiente, buen chuletón de ternera que nos pillamos para darnos un homenaje, y a dormir.